Nemesis es un juego de escaramuzas con miniaturas ambientado en el mágico mundo de miter, un lugar donde antiguas razas se enfrentan en una guerra ancestral. En él tomas el control de una fuerza compuesta de pequeñas unidades de guerreros especialistas y sus heroicos lideres en enfrentamientos agiles, dinámicos y con un alto contenido táctico.
Son muchos los que amenazan al Reino de Dios, mi señora… Los seguidores del Culto de los Mil Rostros, descendientes de aquellos que fueron desterrados por Janos. Son unos seres sanguinarios y bestiales que se implantan lascas y rezan a unos pequeños rostros de piedra.
Por otro lado están los NoVivos, creaciones imperfectas y pecaminosas de los antiguos Serifan, aquellos seres de otro mundo que quisieron robar a Dios su poder de dar la vida, y por eso fueron castigados…
Los NoVivos intentan imitarnos y por eso se visten como nosotros e intentan establecer una parodia de nuestra sociedad nobiliaria en los escombros de la que antaño fuera la morada de los Serifan, los restos de la torre Sajarmoe, los Huérfanos y su hogar Arbonte, el Bosque Viviente, espíritus infantiles de guerras pasadas…
No hay nada reseñable, son seres Humanos comunes: caminan erguidos, tienen 4 extremidades y 5 dedos en el extremo de cada una de ellas y no parecen especialmente aptos para ninguna función, aunque son extremadamente versátiles. De hecho, por mis viajes puedo asegurar que son capaces de adaptarse a prácticamente cualquier entorno.
Son básicamente iguales en todas las regiones de Míter. Varían su altura, corpulencia, tono de piel, color de cabello u ojos… detalles superfluos que no alteran su aspecto general; un diseño que, de hecho, se repite por centenares de mundos. Tal vez haya más en ellos de lo que jamás veré…
Los Huérfanos son niños Humanos corrientes. Van vestidos con harapos, hojas y cortezas e intentan aparentar que son insectos de gran tamaño, pero todo eso no deja de ser una argucia para espantar a los curiosos. Físicamente no se diferencian de cualquier otro joven del Reino de Dios.
Cabe destacar, sin embargo, su aparente inmortalidad, pues parecen estar suspendidos en el tiempo. Mas esta singular condición no tiene relación directa con ellos o sus capacidades físicas o esotéricas y se debe a un elemento externo.